Las altas temperaturas pueden afectar la salud de los trabajadores en diversas industrias. La exposición prolongada al calor representa también un riesgo en el entorno laboral. Por eso, es fundamental aplicar medidas de prevención. La seguridad y salud en el trabajo debe ser una prioridad, especialmente en esta época de altas temperaturas. Es fundamental proteger a los trabajadores con mayor exposición al calor, garantizando su bienestar y productividad. Cuidar la salud en verano beneficia tanto a los colaboradores como a las empresas.
El calor extremo puede provocar agotamiento, deshidratación, fatiga, cansancio y todos los efectos asociados a un “golpe de calor”. Estos efectos a la salud de los trabajadores perjudican la productividad y el bienestar de los empleados. Algunas industrias enfrentan mayores riesgos, por mayores niveles de exposición, como la construcción, la minería y la agricultura. En espacios cerrados, la falta de ventilación puede agravar los problemas relacionados con el calor.
Los trabajadores que deben realizar esfuerzo físico intenso, son aún más afectados y vulnerables. Si no se toman precauciones, pueden experimentar dificultad en los niveles de concentración y por lo tanto una afectación en los tiempos de reacción y respuesta, lo que aumenta el riesgo de accidentes laborales y errores en tareas críticas.
Por todos estos motivos, la prevención y cuidados de la salud ante la exposición el calor del requiere medidas específicas de control.
El estrés térmico ocurre cuando el cuerpo no puede regular bien su temperatura. Sus síntomas incluyen sudoración excesiva, mareos, piel enrojecida y confusión. En casos graves, puede derivar en golpe de calor, una condición médica de urgencia. Identificar estas señales a tiempo es clave para prevenir complicaciones.
Otros signos de alerta incluyen fatiga, náuseas, dolor de cabeza y pérdida de coordinación. Ante estos síntomas, es necesario actuar de inmediato, trasladando al trabajador a un lugar fresco y administrando líquidos que aseguren una buena hidratación.
Las empresas deben aplicar estrategias para reducir el impacto del calor en sus trabajadores. Algunas medidas efectivas incluyen:
Proporcionar agua en cantidad suficiente durante la jornada laboral. Los trabajadores deben beber agua antes de sentir sed para evitar deshidratación. Se recomienda una adecuada hidratación en todo momento: antes, durante y después de ejercer trabajos con exposición al calor.
Fomentar el uso de prendas livianas, transpirables y de colores claros. La ropa ajustada o de materiales sintéticos puede aumentar la temperatura corporal.
Establecer pausas en lugares frescos para evitar la exposición prolongada al sol. Las pausas deben ser programadas y frecuentes, especialmente en las horas de mayor calor.
Mejorar la circulación de aire en espacios cerrados y proveer áreas sombreadas al aire libre. Si es posible, se recomienda el uso de ventiladores o sistemas de aire acondicionado.
Educar a los empleados sobre los riesgos por exposición al calor y las formas de prevenir complicaciones a la salud. Las capacitaciones deben incluir protocolos de acción en caso de emergencias.
En la medida de lo posible, se pueden reorganizar los turnos para evitar la exposición en las horas más calurosas del día. Se pueden planificar jornadas con rotaciones en los puestos de trabajo.
Dependiendo de la industria, pueden implementarse equipos de protección térmica o tecnologías que reduzcan la exposición al calor.
La prevención de las afectaciones asociadas a las altas temperaturas debe ser parte de la cultura de seguridad y salud en el trabajo. Debemos recordar que las empresas tienen la responsabilidad y la obligación de proteger a sus trabajadores. De ahí la importancia de implementar protocolos de seguridad y salud en el trabajo, donde se considere la identificación de peligros y evaluación de los riesgos presentes, donde el calor puede ser uno de ellos.
Es recomendable que las empresas realicen revisión de procedimientos y protocolos de manera periódica, como la realización de proceso de auditorías de manera programada sobre las condiciones laborales, y en esta época de verano se considere el calor como un agente de exposición laboral de mayor riesgo. De esta manera, se pueden identificar puntos de mejora y reforzar las medidas de protección.
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